"El comercio aumenta la riqueza y gloria de una nación,pero su verdadera fuerza debe ser buscada en el cultivo de la tierra"

Lord Chatam





lunes, 11 de abril de 2011

Participación Ciudadana. ¿Una utopía en Venezuela?


A raíz de las numerosas formas de participación que nuestros marcos normativos nos garantizan, en sentido estricto podemos entender por participación, en su acepción comunitaria, aquella de conciencia colectiva de toda la comunidad, sobre factores que frenan el crecimiento, por medio de reflexiones críticas y la promoción de diferentes formas asociativas y de organización que nos facilitan el bien común. En este sentido se busca involucrar la comunidad en la Investigación de sus propios problemas, necesidades y recursos existentes, con el objeto de impulsar la formulación de proyectos y actividades en conjunto, así como la ejecución de proyectos mancomunados entre las comunidades y las Instituciones involucradas con el control y fiscalización de obras de interés público para la efectiva evaluación de las actividades que se realizan en cada proyecto emprendido.

Si viene s cierto, debemos dedicar un tiempo a la profundización institucional en cuanto al papel y los roles que debemos asumir como sociedad civil ante los nuevos desafíos y ventajas normativas que se dan ahora en Latinoamérica; considero que el problema es a nivel regional, como región necesitamos madurar mucho más en el afianzamiento de estructuras y procesos normativos, involucrar nuestro trabajo directamente con los proyectos comunitarios y lograr adentrar a nuestras sociedades a procesos verdaderamente comprometidos con el “hacer” y que sólo lo podemos conseguir  con el impulso de políticas con visión amplia; la falta de pertenencia y la pasividad en la toma de decisiones, son grandes obstáculos que debemos derribar como sociedades en busca del Estado de bienestar y poder seguir fielmente los lineamientos del modelo racional.  

El autor peruano Juan José Ccoyllo Ancco, nos define La participación como el derecho y la capacidad jurídica y política de la ciudadanía de intervenir individual y colectivamente, directamente o a través de sus representantes legítimos, y a través de diferentes modalidades, en los procesos de gestión de instancias de gobierno. Esta participación requerirá del trabajo en conjunto entre GOBIERNO-SOCIEDAD CIVIL o sus representantes, garantizando así la celeridad de procesos auditados, participativos, que tengan contraste entre decisiones gubernamentales y la participación ciudadana como valor agregado.
En Venezuela, la participación es un elemento que lo encontramos consagrado en la Carta Magna en distintas acepciones, bien sea como deber, derecho, principio, proceso sociopolítico o instancia a la cual recurrir para actuar en mi entorno. La nueva constitución de 1999, busca refundar la República a través de una “sociedad democrática, participativa y protagónica”, cambiando así la tradicional concepción del Estado Venezolano de “democracia participativa”.

En el caso venezolano “la participación” el “protagonismo” el llamado “poder popular” son elementos sin efecto alguno, no afecta en cuestión las decisiones que toma el ejecutivo, violando incluso la establecido en la reformada Ley Orgánica del poder Público Municipal, donde prácticamente quita del camino y deja sin vigencia los mecanismos de las asociaciones de vecinos como hasta el momento, elementos necesarios para la formulación de políticas públicas, para la toma de decisiones desde las comunidades, dándole paso entonces a los Consejos Comunales, órganos de “participación” que solo tienen facultades de fiscalización y control de la gestión pública, y que por su parte en Venezuela se adicionan competencias de orden financiero, todo esto con una peculiaridad importante, representada por la dependencia de la Presidencia de la República, situación que recentraliza la toma de decisiones a sectores identificados en su mayoría con el proyecto presidencial y que lógicamente reciben el apoyo y aprobación si son afectos a este, situación deprimente pero cierta.
De verdad estamos frente a sociedades participativas? Donde sus voces son escuchadas y son resueltas sus demandas? Somos entonces sociedades participativas y protagónicas, teniendo el poder popular para decidir y que se ejecute lo decidido? La participación ciudadana es una verdadera Utopía en nuestra región?

Por Jesús Rodríguez Miranda

martes, 5 de abril de 2011

¿Crecimiento económico o populismo? Elecciones en el Perú

El próximo domingo 10 de abril serán las elecciones presidenciales en el Perú, elecciones que han estado previamente marcadas por medianía y un fuerte debate político-ideológico entre candidatos que persiguen el crecimiento económico  del Perú y otros apuestan por un proyecto de inclusión social.
Es importante que tomemos en cuenta el ambiente electoral que se vive en el país, el cual que ha sido de incertidumbre pese a las “sorpresas” que pueden presentarse el próximo domingo, esto debido a las diferencias ideológicas bien marcadas de los candidatos.
Las últimas encuestas, dadas a conocer la semana pasada marcan un empate entre Ollanta Humala, Alejandro Toledo, Keiko Fujimori y Pedro Pablo Kuczynsky. Toledo, Fujimori y Kuczynsky lanzan como propuestas presidenciales el crecimiento económico del Perú ampliando la apertura del comercio y una mayor entrada e incentivos a los inversionistas extranjeros y, aumentar el consumo interno del país, por otro lado se encuentra Humalla con una idea más guiada a la tendencia populista, con cambios mucho más radicales,  como el sostener una economía de mercado que abarque el aumento de los tributos para las empresas de la minería, la nacionalización de los recursos naturales y aumentar la participación del Estado en el sistema de mercado.  
Estos ideales que buscan el apoyo masivo de los 19 millones de electores peruanos este domingo, ubican a Humalla en el centro de las críticas de sus contendores de campaña y de sus opositores en todo el país, pues estas lo vinculan con otros líderes latinoamericanos con Hugo Chávez o Evo Morales. Esta situación ha causado fuerte nerviosismo entre los capitales locales y extranjeros, puesto que estos cambios  pueden incidir fuertemente en las reglas del juego.
En esta oportunidad el ventajismo de Humalla puede acarrear a última hora un desgaste como ocurrió en las elecciones pasadas, donde este se enfrentaba a Alan García y ante la identificación del primero con el proyecto político de Hugo Chávez hizo que García avanzará en las encuestas y obtuviera la mayoría de votos, ganando así la presidencia del Perú por segunda vez, aun cuando la primera gestión de García fue considerada por analistas internacionales y locales como “gestión altamente desastrosa”.
Perú ha sostenido un crecimiento económico en los últimos 10 años, y el cual se ha visto reflejado en la reducción considerable de los niveles de pobreza y el abrirle paso a la clase media, por lo que puede considerarse este escenario como importantísimo para el análisis político, contrastando así el país que deja García, quien no logró calar en el sentir popular y el país que asume alguno de los tres candidatos que van casi a la par en las encuestas.
Humalla ha considerado que su anterior proyecto enfocado al Socialismo del Siglo XXI, tal como lo defendía Hugo Chávez Frías ha perdido vigencia y atención por el electorado, lo que lo ha llevado a mantener distancia con el Gobernante venezolano, quien ha indicado que no tiene intenciones de inmiscuirse en las elecciones peruanas pero que considera al candidato Humalla como un “buen soldado”, aclaración que no tardo en recibir las criticas del resto de los candidatos, lo que llevó al candidato socialista a pedirle a Chávez que marcara distancia al asunto electoral peruano y además que no necesitaba que lo considerara un buen soldado, exigiéndole entonces que marcara distancia de la campaña electoral.
En relación Toledo se espera el mantenimiento de políticas económicas tradicionales en el país, políticas de corte neoliberal que se radicalizarían en el tiempo, siendo esta la misma línea de acción de  Fujimori y Kucsynski.
La sociedad peruana debe internalizar el procedimiento de atraso y desgaste democrático que viven países como Venezuela, Nicaragua y Bolivia, países con cortes ideológicos socialistas y que solo han generado un fuerte control estatal sobre las inversiones nacionales y extranjeras, situación a la que apunta Perú con el ventajismo de Humalla a la presidencia del país.

Jesús Rodríguez Miranda

miércoles, 23 de marzo de 2011

De la descentralización a la recentralización político-administrativa. Una introducción al caso venezolano

Venezuela es un caso atípico en cuanto al proceso de descentralización en Latinoamerica, proceso que se ha visto afectado por avances, estancamientos y hoy en día marcado por un fuerte retroceso que no solo pone en tela de juicio la la institucionalidad, la calidad de vida  sino tambien la profundización democrática y la gobernabilidad del Estado. Considero que en nuestro caso el proceso de descentralización fue planteado como un punto de acercamiento o carácter democrático que buscaba si bien es cierto un punto de encuentro entre el Estado y la sociedad, acercamiento que se realiza siguiendo las pautas de la Comisión Presidencial para la Reforma del Estado COPRE (Delgado 2008). Ahora bien, La COPRE elaboró algunas recomendaciones en materia de descentralización, basándose en las opciones que le daba la constitución de 1961, propuestas que fueron incorporadas en el año 1992 y que básicamente fueron desde el punto de vista administrativo y financiero. Como era de esperarse algunas de estas materias fueron incorporadas en el texto constitucional de 1999. El proceso incipiente de descentralización en Venezuela desde el punto de vista político para el año 1989 posibilita la elección directa y popular de gobernadores  y alcaldes, generando a su vez mayores recursos y competencias para las regiones y municipios, dato curioso, puesto que desde el año 2000 el proceso de descentralización en Venezuela ha ido en retroceso, recentralizando algunas áreas como la salud, la educación, la vialidad (peajes), la propia gestión policial, entre otros. En este sentido considero necesario hacer una interrogante al respecto ¿La paralización del proceso de descentralización político-administrativa interrumpe la profundización democrática y la gobernabilidad de un Estado? 

La sociedad venezolana está afrontando graves problemas de gobernabilidad, problemas que observamos fácilmente en la prestación de servicios, deterioro progresivo de la infraestructura de salud como ejemplo más claro. La recentralización de competencias ha generado un desorden administrativo en los distintos niveles de gobierno, creando mayor necesidad de respuestas y soluciones en casos concretos en el país. La realidad venezolana si bien es cierto no escapa de las características dadas por el resto de los compañeros refiriéndose a sus determinados países, pero el caso de Venezuela es un tanto particular, aquí se ha detenido un proceso de descentralización con limitaciones pero con miras al progreso de un país con grandes recursos naturales, todo por  abrirle paso a un “nuevo modelo de gestión” basado en el control del ejecutivo, llevándose a su paso los planes y proyectos de desarrollo en las regiones y municipalidades, creando mayor burocracia y deteriorando la institucionalidad democrática.   De aquí entonces mi interrogante sobre la profundización de la democracia y de la gobernabilidad en nuestro Estado, que a simple vista puede ser revisada por el colectivo y no cumple con las exigencias de este, demostrando cada vez más limites y trabas para su adecuado funcionamiento.