"El comercio aumenta la riqueza y gloria de una nación,pero su verdadera fuerza debe ser buscada en el cultivo de la tierra"

Lord Chatam





lunes, 23 de julio de 2012

Las Energías renovables y su oportunidad en América Latina y el Caribe


La crisis financiera y económica desatada en el año 2008 ha llevado a los Estados a replantear nuevos esquemas y métodos de producción alternativos a los tradicionales, volcando su mirada a las riquezas que podían proporcionarle sus recursos naturales. Los primeros enfoques mostraban que la recuperación económica parecería que no podrá darse bajo las premisas tradicionales de una economía basada en el carbono. Los diversos debates que se propiciaron en las grandes economías y aquellas no tan grandes sobre cuáles serían los retos y desafíos que debían superar para retomar el crecimiento económico ha dado como resultado una toma de conciencia en cuanto a darle un mayor valor a los recursos naturales a fin de asegurar un crecimiento económico mundial sostenible, he aquí entra en juego una vez más el preponderante papel de las energías renovables.

Datos suministrados por la Agencia Internacional de Energía, establecen que las energías renovables ascienden a casi el 29% del suministro total de la energía primaria en los países Latinoamericanos, cifra relativamente alta en comparación con la cuota del 5,7% de energías renovables de los países de la OCDE.

Asimismo, además del espacio para la energía del agua y los biocombustibles (que representan un 36% del total de energías renovables) los países de América Latina tienen un gran potencial en el desarrollo de energías limpias. Los países Latinoamericanos, están expuestos a unos fuertes y constantes vientos que pueden ser aprovechados para la generación de energía eólica. Por ejemplo, se calcula que Brasil podría llegar a los 140.000 MW de energía del viento, seguido de México con 40.000 MW, Colombia con 20.000 MW o Argentina o Venezuela que podría llegar a producir 10.000 MW.  Asimismo, la energía solar también está distribuida por gran parte de las regiones.[1]

Los impactos en los precios internacionales de la energía, el acceso a los mercados internacionales del carbono, la disponibilidades de fondos externos adicionales para la inversión en energías limpias, en eficiencia energética y en reducción de emisiones, las presiones políticas y comerciales basadas en las diferencias regulatorias entre la región y sus mercados de exportación son algunas de las dificultades que han experimentado muchas de nuestras economías, situación que nos ha llevado a propuestas de energías limpias, nuevos métodos de crecimiento y utilización de los recursos naturales.

En el año 2010 la Asamblea General de las Naciones, basándose en los principios de la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (1992), recordando además las recomendaciones y conclusiones contenidas en el Plan de Aplicación de las Decisiones de la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible (2002),  relativas a la energía para el desarrollo sostenible, así como la resolución 1980/67 del Consejo Económico y Social, del 25 de julio de 1980, sobre los años internacionales y aniversarios, y las resoluciones de la Asamblea General 53/199, del 15 de diciembre de 1998, y 61/185, del 20 de diciembre de 2006, sobre la proclamación de años internacionales, entre otras, decide proclamar el año 2012 Año Internacional de la Energía Sostenible para Todos.

Esta decisión deviene en gran medida por la preocupación de la Asamblea General porque en los países en desarrollo, más de tres mil millones de personas dependen de la biomasa tradicional para cocinar y como fuente de calefacción, porque mil quinientos millones de personas carecen de electricidad y porque millones de pobres no pueden pagar estos servicios energéticos modernos, incluso si están disponibles.

La Asamblea reconoce que el acceso a servicios energéticos modernos y asequibles en los países en desarrollo es esencial para lograr los objetivos de desarrollo convenidos internacionalmente, incluidos los Objetivos de Desarrollo del Milenio, y el desarrollo sostenible, lo cual ayudaría a reducir la pobreza y a mejorar las condiciones y el nivel de vida de la mayoría de la población mundial, por tanto pone de relieve la importancia de invertir en el acceso a opciones de tecnología energética menos contaminante y en un futuro con capacidad de adaptación al cambio climático para todos, así como la necesidad de mejorar el acceso a recursos y servicios energéticos para el desarrollo sostenible que sean fiables, de costo razonable, económicamente viables, socialmente aceptables y ecológicamente racionales, y tomando en consideración la diversidad de las situaciones, las políticas nacionales y las necesidades específicas de los países, en particular los países en desarrollo. [2]

Poniendo de relieve también la necesidad de adoptar más medidas para estimular la aportación de recursos financieros suficientes, de buena calidad y que  lleguen en el momento oportuno, reafirma así la Asamblea General el apoyo a la aplicación de políticas y estrategias nacionales que combinen, cuando corresponda, un mayor uso de fuentes de energía nuevas y renovables y tecnologías de bajas emisiones, un uso más eficiente de la energía, un mayor uso de tecnologías avanzadas, incluidas tecnologías menos contaminantes para el aprovechamiento de los combustibles fósiles, y el uso sostenible de recursos energéticos tradicionales.
Se plantea un mayor acceso a servicios energéticos modernos, fiables, asequibles y sostenibles y a una mayor capacidad nacional para atender a la creciente demanda de energía, cuando corresponda, con el apoyo de la cooperación internacional en este ámbito y la promoción del desarrollo y la difusión de tecnologías energéticas adecuadas, asequibles y sostenibles y la transferencia de esas tecnologías en condiciones mutuamente convenidas a los países en desarrollo y los países de economía en transición.
Es importante hacer mención que la Asamblea General de las Naciones Unidas:[3]

1. Observa los esfuerzos desplegados por el sistema de las Naciones Unidas por asegurar el acceso a la energía para todos y proteger el medio ambiente mediante el uso sostenible de recursos energéticos tradicionales, tecnologías menos contaminantes y fuentes de energía más nuevas;

2. Solicitó al Secretario General que, en consulta con los organismos competentes del sistema de las Naciones Unidas y ONU-Energía, y teniendo presentes las disposiciones de la resolución 1980/67 del Consejo Económico y Social, organice y coordine las actividades que se vayan a realizar durante el Año Internacional;

3. Alienta a todos los Estados Miembros, al sistema de las Naciones Unidas y a todos los demás agentes a que aprovechen el Año Internacional para concienciar sobre la importancia de abordar los problemas energéticos, en particular los servicios energéticos modernos para todos, el acceso a servicios de energía asequibles, la eficiencia energética y la sostenibilidad de las fuentes y del uso de la energía, con el fin de alcanzar los objetivos de desarrollo convenidos internacionalmente, incluidos los Objetivos de Desarrollo del Milenio, y asegurar el desarrollo sostenible y la protección del clima mundial, y para promover medidas a nivel local, nacional, regional e internacional;

El año internacional de la Energía Sostenible para todos ofrece una valiosa oportunidad para afianzar y fomentar la toma de conciencia sobre inmensurable papel de aumentar el acceso sostenible a la energía, la eficiencia energética y la energía renovable en el ámbito local, regional, nacional e internacional.


La energía y el desarrollo sostenible

Entre la energía y el desarrollo sostenible existe una evidente relación que pone de relieve la importancia de la energía moderna que involucre amabilidad con el medio ambiente, menos contaminante y eficiente para erradicar la pobreza.

Con la puesta en marcha de sistemas energéticos sostenibles en zonas de difícil acceso de los medios tradicionales de suministro de energía estamos ayudando a reducir la pobreza y mejorar las condiciones de vida de la mayoría de la población mundial.


Una tecnología necesaria

Una tarea fundamental para los Estados es invertir en la adquisición de tecnologías energéticas limpias, adaptando las necesidades de la población a estas, contribuyendo con la descontaminación en nuestras zonas urbanas y rurales. Con iniciativas con estas estamos mejorando el acceso a recursos y servicios energéticos para el desarrollo sostenible, energías fiables, con bajo costo, económicamente viables, socialmente adaptables y ecológicamente racionales.

Necesario para nuestros países es adoptar medadas para estimular la aportación de recursos financieros suficientes, de buena calidad y que lleguen en tiempo oportuno, así como la transferencia de tecnología avanzada a los países en desarrollo y países con economías en transición para facilitar un uso más amplio y eficiente de las fuentes de energía, en particular las fuentes de energía nuevas y renovables.
Faltan políticas energéticas?

Venezuela al igual que muchos otros países en América Latina requieren de políticas nacionales que establezcan estrategias avocadas al mayor uso de las fuentes de energías nuevas y renovables y de tecnologías de baja emisión de gases de efecto invernadero, incluyendo en estas tecnologías menos contaminantes para el aprovechamiento de los combustibles fósiles, y el uso sostenible de servicios energéticos tradicionales, aumentando la capacidad energética nacional para atender a la creciente demanda de energía. Organismos de cooperación internacional, promocionan, financian y desarrollan estrategias de difusión u utilización de tecnologías energéticas adecuadas, asequibles y sostenibles.

La ONU-Energía, un grupo de coordinadores de 20 organismos de las Naciones Unidas, preparan una nueva iniciativa mundial, Energía Sostenible para Todos, iniciativa que hará partícipes a los gobiernos, el sector privado y asociados de la sociedad civil en todo el mundo para lograr tres objetivos importantes para 2030:

-      Garantizar el acceso universal a servicios energéticos modernos
-      Reducir la intensidad energética mundial en un 40% e,
-      Incrementar el uso de la energía renovable a nivel mundial al 30%.

Algunas buenas nuevas

Argentina impulsó la Ley Federal de Fomento de la Energía Eólica, proyecto conjunto de la Secretaría de Energía de la Nación con el Consejo Federal de Energía Eléctrica, con el objeto de alcanzar una contribución de las fuentes renovables de energía del 8% del consumo de energía eléctrica nacional.

La Cámara de Diputados de México aprobó en 2005 la Ley para el Aprovechamiento de las Energías Renovables y entre otros instrumentos esta prevé la creación de un fideicomiso de 55 MM US$/año que permitirá que las energías Renovables alcancen este 2012 el 12% de la generación nacional.

En el año 2007 se aprueba en República Dominicana la Ley 57- 07 de Incentivos a las Energías Renovables y sus Regímenes Especiales, la cual vienen a regular una serie de ventajas que posee la isla en materia de aprovechamiento de recursos naturales, considerando que la isla no dispone de fuentes fósiles conocidas hasta el presente en cantidades comerciables.

En 2008 se aprueba en Chile el proyecto que modifica la Ley General de Servicios Eléctricos para incentivar el uso de energías renovables. Esta ley persigue ir más allá de los incentivos establecidos en las leyes eléctricas Corta I y II, con el objetivo de hacer económicamente posible la incorporación de la generación eléctrica de fuentes no convencionales, estableciendo una licitación aparte para la reserva del 5% entre los generadores que están obligados a generar este porcentaje de energía.[4]

Los beneficios de la Energía Renovable

Los sistemas de energía renovable a gran escala tales como las granjas eólicas, la electricidad de biomasa y la energía hídrica y geotérmica ofrecen considerables ventajas económicas, ambientales y de seguridad energética que las autoridades políticas deberían tener en cuenta al considerar reformas que diversifiquen la cartera de generación de energía. Estas ventajas incluyen[5]:

-      Estabilidad a largo plazo de tarifas competitivas.
-      Reducción de la vulnerabilidad ante interrupciones en el abastecimiento de combustible.
-      Flexibilidad de la distribución y suministro de energía a los hogares de las zonas periféricas y rurales.
-      Minimización de la emisión de contaminantes que producen el efecto invernadero (cambio climático).
-      Minimización de los contaminantes en el plano local, incluyendo la emisión de contaminantes en el agua y el aire.
-      Atracción de inversiones destinadas a proyectos de infraestructura local
-      Creación de empleos en el sector de la alta tecnología.
-      Muchos sistemas son modulares y pueden expandirse según el aumento de la demanda.






Jesús Rodríguez Miranda
Politólogo y Abogado
rodriguezmirandajesus@aol.es


[1] Mercedes Canseco. Energías Renovables en América Latina, 2010.  Ciudadanía y Valores.
[2] Resolución 65/151 Aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, 69ª sesión plenaria 20 de diciembre de 2010.
[3] Resolución 65/151 Aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, 69ª sesión plenaria 20 de diciembre de 2010.
[4] Renawable Portfolio Standard
[5] Oficina de Desarrollo Sostenible. Organización de Estados Americanos. Reforma de políticas sobre energías renovables en América Latina, 2004. 

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