"El comercio aumenta la riqueza y gloria de una nación,pero su verdadera fuerza debe ser buscada en el cultivo de la tierra"

Lord Chatam





martes, 17 de julio de 2012

La biodiversidad, fuente de riquezas poco observada por nuestros políticos


Partamos en considerar que el siglo pasado nos trajo un repentino despertar a los peligros de la degradación ambiental y por consiguiente algunas respuestas para frenarla; muchos de nuestros gobiernos han reprobado esta asignatura en la malla de calificaciones. Es entonces cuando el Siglo XXI nos está acercando cada vez más al gran valor del agua, de nuestros alimentos, de la estabilidad climática que depende de la diversidad de seres vivos y de los ecosistemas en los cuales nos desarrollamos.

Según el Convenio sobre la Diversidad Biológica se entiende por Biodiversidad “la variedad de organismos vivos de cualquier fuente, incluidos, entre otras cosas, los ecosistemas terrestres y marinos y otros ecosistemas acuáticos y los complejos ecológicos de los que forman parte; comprende la diversidad dentro de cada especie, entre las especies y de los ecosistemas”; y por Ecosistema, al “complejo dinámico de comunidades vegetales, animales y de microorganismos y su medio no viviente que interactúan como una unidad funcional”. Dos términos bastante claros que nos acercan al estudio y contemplación de nuestros preciados recursos naturales.
América Latina y el Caribe ofrecen a este planeta la biodiversidad y los ecosistemas con mayor oportunidad de competitividad en un mundo que demanda a diario nuevas fuentes de energías renovables, mayor sustentabilidad, situación que posiciona a nuestra región en un podio que Europa, Asia o la empobrecida África anhelarían ocupar. Tenemos una verdadera oportunidad en nuestras manos.

Aun cuando América Latina y el Caribe ocupan solo el 16% de la masa terrestre del globo y en ella habita sólo el 10 por ciento de la población mundial, el Informe 2010 del Programa de las Naciones Unidas denominado América Latina y el Caribe: Una superpotencia de Biodiversidad, nuestra región comprende a seis de los países biológicamente más diversos del mundo como Brasil, Colombia, Ecuador, México, Venezuela y Perú, así como el área más rica de biodiversidad del planeta, el Amazonas.

El informe menciona que sólo América del Sur posee más del 40 por ciento de la biodiversidad de la Tierra y más de la cuarta parte de los bosques. El Arrecife Mesoamericano es la barrera de coral más grande del hemisferio occidental. América Central, a pesar de cubrir sólo el 0,5 por ciento de la masa terrestre, contiene el 10 por ciento de su diversidad biológica. El 50 por ciento de la vida vegetal que se encuentra en el Caribe no se da en ninguna otra zona del planeta.
Como latinoamericanos y más como ciudadanos debemos tomar conciencia de que poseemos la mayor biodiversidad del mundo, un recurso invaluable generador de vida, sin recordarles que tenemos la Selva Amazónica, el bosque tropical más extenso del mundo, con 6 millones de km², repartidos entre nueve países de los cuales Brasil y Perú poseen la mayor extensión, seguidos por Colombia, Bolivia, Ecuador, Guyana, Venezuela, Surinam y la Guayana Francesa. La Selva Amazónica, una de las ecorregiones con mayor biodiversidad del mundo posee un 20 por ciento de las especies mundiales de plantas, floreciendo en las innumerables lagunas que se forman a lo largo del río Amazonas la planta Victoria Amazónica, cuyas hojas circulares alcanzan más de un metro de diámetro.

Venezuela se ubica entre las 20 naciones con mayor biodiversidad del planeta. Países como Brasil y Colombia la superan en mayor número de especies en nuestro continente, aunque en términos de densidad biodiversa, las cifras nacionales vienen a superan a los países vecinos de mayor extensión geográfica. En nuestro territorio nacional crecen 15.500 especies diferentes de plantas, numerosos helechos, gramíneas, orquídeas, bambúes; los espectaculares contrastes entre la cordillera de los Andes y el mar Caribe, dando como resultado innumerables bosques de manglar, bosques decíduos y morichales, en fin, una cadena de ecosistemas únicos que empiezan en selvas nubladas y paramos, terminando en desiertos con bosques secos y vegetación xerófila. Además habitan en nuestro territorio 1.200 especies de peces, aproximadamente unas 3.000 especies de anfibios, unas 350 especies de mamíferos, así como 2.900 especies de reptiles, sin contar las 150.000 especies de insectos.

Si hacemos un cálculo de las especies que poseemos con respecto al resto del planeta concluiremos que en nuestro país se encuentran el 8% de las especies conocidas de plantas, un 5% de los anfibios, el 4% de los reptiles, un 13% de las aves y el 7% de los mamíferos, todos ellos conviviendo en poco menos del 0.18% de la superficie planetaria que es ocupada por Venezuela.   

Once son las ecorregiones que posee Venezuela, desde playas paradisiacas, altas montañas nevadas, formaciones de tepuyes, extensas sabanas, selvas tupidas y desiertos, forman de este territorio uno de los más privilegiados por la naturaleza. 

Que estamos haciendo para aprovechar nuestros recursos naturales? Acaso se han fomentado políticas nacionales para la preservación del medio ambiente al punto de garantizar sostenilidad y competitividad en nuestro territorio? Son los temas ecológicos prioridad para la agenda de nuestros gobernantes? Creemos en que es posible una economía verde?.

Quizá el conocimiento ecológico que hoy guardamos de la biodiversidad venezolana nos invita a promover una cultura de aprovechamiento de los recursos naturales en forma más responsable y ordenada, poniendo en práctica los principios del desarrollo sostenible, pensando en las futuras necesidades de una población acostumbrada a la utilización de combustibles fósiles, a la monoproducción, al descuido del medio ambiente y a la ineficacia de nuestros gobiernos por implementar verdaderos programas de sostenibilidad ambiental.

Debemos transformar el modelo tradicional de desarrollo que ignora con marcada frecuencia los costos medioambientales a los que nos hemos sometido, hay que apoyar un nuevo paradigma que registre el valor de los servicios que pueden ser proporcionados por ecosistemas sanos y funcionales.

“La prosperidad de una nación depende de su competitividad, la cual se basa en la capacidad que posee para generar bienes y servicios. Es necesario contar con políticas macroeconómicas sanas e instituciones políticas y judiciales estables aunque estas no constituyen condiciones suficientes para garantizar una economía próspera. La competitividad se encuentra arraigada en los aspectos microeconómicos fundamentales de una nación, la sofisticación de las operaciones y la estrategia de la empresa y la calidad del entorno comercial microeconómico en el cual la empresa compite. Es fundamental lograr un entendimiento de las bases microeconómicas de la competitividad para la política económica nacional”.
The Harvard Institute for Strategy and Competitiveness

Los acervos de capital natural con los que contamos son una verdadera fuente de crecimiento económico que podrían posicionar a la región como líder mundial en el ofrecimiento de servicios generados por sus ecosistemas y su biodivers­idad, a cambio recibirá los beneficios derivados de la conservación y el manejo sostenible. Solo de esta manera podremos salvar este gran reservorio de vida que se diera dado a región alguna, mayor que el petróleo, que todo el oro y el cobre y que quizás por tenerlo tan a la vista no nos permita vislumbrar sus ventajas.


Jesús Rodríguez Miranda
Politólogo y Abogado
rodriguezmirandajesus@aol.es

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